Trenes que al roncar abrieron paso en sombras,
mientras silenciaron sus adioses en el humo,
hondeando pañuelos de temblor ennegrecidos
con consuelos hilados de anillos y palabras.
Abrir. Primavera, verano, otoño, invierno.
Vivo mirar al rojo como el cañon que dispara,
mirando el uno por vivir y el otro mirando
de deshilar los cielos de cada mirada. Cerrar.
Mochilas volviendo sin traer sus pisadas.
Resurreciones desde las trincheras, en llantos
de mujeres sosteniendo camisa de sangre y polvo.
Campanadas de huesos rotos y almas arrebatadas.
Tiendas de roto celeste de viejas campañas
sostenidas por columnas de purpureo aullido,
que acaban en capiteles de ojos que se cerraron
para arder de puestas y noche sus pestañas.
F.J.G.G.
La nostalgia llega con las manos vacías y regresa con alforjas que dan forma al sentimiento. He estado leyendo algunas entradas y disfrutando de tu ingente creatividad y transparencia. Cada vez que atraviesas el fuego otro matiz del alma forjas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCon menor o mayor fortuna, uno siempre intenta abrirse camino entre todo aquello que considera tesoro, para impregnarse y seguir en busca de otros en un ciclo que, gracias a personas como tú, nunca acaba. Gracias, gracias de corazón Eli, amiga.
ResponderEliminarafortunados los que vuelven aún así, para alegría o consuelo de sus familias
ResponderEliminarcuántos hay que quedan envueltos en mortajas anónimas , en páramos extranjeros
excelente poema social
felicitaciones
besitos y luz
Me quedo a leerte (:
ResponderEliminarLos pasillos de tu alma, tan bien escrita nos devuelven a las nuestras vestidas de niñas. Un abrazo FJ.
ResponderEliminar