jueves, 10 de noviembre de 2011

Por favor, dime adiós

Sisea las contracciones de mi pulso,
y bosqueja en un lienzo las estepas
de la desesperación, pues tan solo
pido un instante sin ti, un respiro;
entiende que mis pies son el mundo
al que, por condición, aspiro,
y ya nunca podrán ser mías las bellas
puestas de sol, ni el suspiro
que doy al aire con tu nombre,
ni siquiera mi lágrima de despido,
ni jamás de los jamases mi corazón.

Sisea las contracciones de mi pulso,
que yo tan solo necesito tu maldito,
definitivo y doloroso adiós,
ahora que sólo quedan tus fantasmas
ante la soledad de mi camino;
ya tan solo ir herido de ti, necesito,
y de lo demás que se encargue,
si merezco alguna compañía, el viento,
la brisa, tus huellas, el Señor,
y jamás el olvido.


F.J.G.G.

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