domingo, 27 de noviembre de 2011

Las Flores del Mal (Ecos de Amor Francés II)

Puño de flor de mal,
cerrado y alzado hacia dentro,
sostiene firme rojo puñal
de sangre, de rosa, de verso,
enquistando dolor fatal...

¡Cuánta palabra pétalo,
podía traer al dulce imaginar
una boca que, de bella,
debiera ser maldita, venenosa!
¡Cuánta palabra pétalo!

¿Eras Ella tú, Baudelaire?
Rosas, lirios, versos...



F.J.G.G.

3 comentarios:

  1. un evocador texto a esa etapa creadora de la Poesía, pero como la poesía no se estanca, esas flores hace rato cambiaron el agua y el florero, bueno es buscarse su propio signo y pulso

    besitos y luz
    buen inicio de semana

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  2. Me ha encantado, ¿por qué Baudelaire? Es algo que desconozco pero me gustaría conocer. Un ritmo muy continuo, rápido y ágil. Más en la primera estrofa que en la segunda, que con la calma de unas olas suaves nos lleva a meditar la primera y la segunda también. El último verso, genial.
    Gracias por tus poemas.
    IGNACIO P.
    enpoesiavivir.blogspot.com

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  3. Me alegro mucho de que te guste, Ignacio. Gracias de corazón por leerme, de veras.

    A tu pregunta respondo con dos palabras, primero: por amor. Y ahora viene el desarrollo. Uno de los primeros días de universidad, hace ya más de 3 años, llevaba el libro conmigo y ello me permitió conocer a la que al cabo de poco tiempo sería mi pareja. No tenía ni idea de si le gustaba más o menos la poesía, pero... ¡ay amigo, que yo sabía que era francesa! Y los franceses tiran mucho de orgullo patrio - o eso dice el tópico-. Cuando me gire para enseñarle el libro con una sonrisa idiotizada (en una pausa entre clase y clase), me miró con sorpresa, diciéndome que estaba loco con tan solo una mirada. Antes de esa mirada Ella era, como poco, atrayente; a partir de la misma, fue cuando en efecto empecé a volverme loco, sí, pero por Ella. Aquel día y Baudelaire, fueron desde entonces un símbolo para nosotros. Hoy leo el dichoso libro, y todo es un poco Ella.

    Más de dos años de relación que, por desgracia, acabaron hace poco más de mes y medio. Parece ser que el mismo Baudelaire buscaba con insistencia los extremos para luego dar lo mejor en sus versos. Pero claro, aquí uno ni es Baudelaire - ni lo será -, ni ha ido en busca de nada - lo tenía todo-.

    Un abrazo Ignacio, discúlpame por haberme extendido tanto, y gracias de nuevo a ti por leerme.

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