miércoles, 26 de octubre de 2011

Aquella Verbena

En cada matiz rosáceo y enrojecido, en cada instante preciso en que se escrespan y con suerte alguien puede ver su luz, las olas recuerdan aquella noche de hogueras, cohetes, de chispeantes estallidos y besos en la arena. San Juan - y fue la única vez - bajó a visitar a las brujas que, a su vez, aparcaron sus escobas para ir a pie, en la tierra de las playas de Barcelona. Había algo en la gente, algo entre nosotros; existía un arrebato en los gestos que hacía cómplices a la carne y el tiempo. Se fundó, en aquella noche maravillosa, definitivamente rara, una verbena como jamás contuvieron las brasas que al amanecer restaban. En cada matiz de las olas de aquella playa aún hay soplos de un vago hechizo, una verbena; y aunque el tiempo se esfuerza, no la acalla.


F.J.G.G.

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