Tú, Paisaje que te basas en dos islas,
En nevadas cumbres que rodean tus orillas
Y descansan en la ignorancia
De tu reflejo; dime con esa calma
Si el punto de tu fuga es la noche o el sol.
Tan grande eres que te desbordas
En el acto preferido de cualquier poeta:
Eres de la contemplación el verbo,
Del mundo que es observado el ojo
Helado. El tiempo unido a la distancia.
Eres nada más que toda la contemplación.
Una inasumible mirada, una córnea de silencio
Llena del llanto desconsolado de Dios.
En tus orillas no puedo más que ser pestaña,
Dándome a tus aguas en pos de la ensoñación...
F.J.G.G.
Hola, Francisco:
ResponderEliminarExisten lugares en el mundo que son realmente bellos e inspiradores.
Abrazos.
Has hallado tu voz FJ querido, inconfundible, viril y llena de significado. Puedo reconocer tus escritos aunque no los firmes. Tu mirada inconfundible y dulce acento te delatan, haciendo del poema el paño con que pules los anteojos del alma. TQM!
ResponderEliminarYa lo creo, Rafael, de tal modo que las primeras contemplaciones nos sobrepasan de tal modo que acabamos por escribir cualquier cosa.
ResponderEliminarEli, que reconozcas mi voz en mis escritos es, posiblemente, el piropo más bello que me hayan dedicado. No imaginas lo feliz que me has hecho. Gracias, gracias con todas mis fuerzas y mis flaquezas.
El pintor merece mucho la pena (:
ResponderEliminarGracias por pasarte (otra vez)
Y me encanta el "ser pestaña" de este poema. Qué sugerente... Habrá que reflexionar sobre ello!
Saludos! ^^