Sillones en el alma,
tejidos a base de nidos de telaraña,
tiene el que, sentado, se siente viejo.
Sillones en el alma,
dónde encuentran hueco los fantasmas
sumados día a día a sus espaldas.
Sillones en el alma,
rodeados de gestos en paredes blancas.
Fotografías en sepia, blanco, negro.
Se ve a sí mismo el viejo,
en la televisión mal sintonizada.
F.J.G.G.
una etapa que nos pisa los talones ,y que evoca sensaciones desde la plenitud
ResponderEliminarhermoso poema
felicitaciones
desde Chile un abrazo
Cuánta razón tienes... es paradójico que la vejez sea un "estado" con el ojo siempre puesto en el futuro, y que nos pise los talones de continuo, a la vez.
ResponderEliminarMuchas gracias, y otro abrazo para ti Elisa.