
La tierra es un vientre de barro seco.
Sus grietas ya no son vejez, arrugas,
y desde su remota profundidad,
el aliento vacío de los esqueletos
grita quejas de novedades absurdas.
Los olivos son de un nuevo amarillo,
de un presente de ruido fatal. Pía
un ave horrores, al olvidar su nido;
y los sembrados se mecen al viento
regalando ecos de funesta armonía.
No es ésta la tierra que vi contigo.
El adarve, sin tu pasear, lo siento,
pero no puede ser ni será el mismo.
No habrá paz ni sueño sin tus lágrimas.
No será Andalucía, sin tu consuelo.
Se quiebran las tardes sin ti; contigo
en la lejanía. Se queja lo muerto,
también los jeranios. Sin ti, es cojo
el flamenco, la guitarra muda, Priego
corazón herido, y perpetuo mi recuerdo.
F.J.G.G.
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